Globotur homenajea a las pioneras de la Aerostación

Hoy, 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora, quiero rendir un pequeño homenaje a las pioneras de la aerostación, que no son tan conocidas como los hombres, aunque dejaron una impronta que nos ha llegado hasta nosotros.

Me centraré en la figura de dos mujeres singulares, Sophie Blanchard y Jeanne Geneviève Garnerin.

Teniendo en cuenta que los hermanos Montgolfier realizaron su primera ascensión el 4 de junio de 1783, ya en 1784, Élisabeth Thielle, cantante de Ópera, fue la primera mujer en ascender en un globo aerostático, como una apuesta, según se cuenta, con el rey Gustavo II de Suecia, que sin duda ganó.

La mujer más conocida en aquella época fue Sophie Blanchard (1778 -1819), que fue la primera mujer en pilotar un globo aerostático, dedicándose profesionalmente a ello.

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Su afición vino de la mano de su marido, Jean-Pierre Blanchard, que fue el primero en dedicarse profesionalmente a esta actividad. Muerto tempranamente, Sophie siguió con la profesión de su marido.

En una época en los que los accidentes eran habituales, de ahí la tradición del bautismo del aire ya que cuando aterrizabas era como si hubieras vuelto a nacer, Sophie realizó ascensiones que son verdaderas proezas hoy en día, como permanecer en vuelo 14 horas seguidas, cruzar los Alpes en globo, soportar una tormenta de granizo, o especializarse en vuelos nocturnos, lo que le obligaba a permanecer en vuelo durante toda la noche, una mujer valiente sin duda.

Napoleón Bonaparte se fijó en ella por sus proezas aeronáuticas. De hecho, se inspiró en ella para su proyectada invasión a Inglaterra, que no sólo se realizaría por mar y bajo tierra excavando un túnel, sino también por aire mediante globos de hidrógeno. Le concedió el título de “Aeronauta de los Festejos Oficiales”, ya que durante las fiestas en palacio, lanzaba desde su globo fuegos artificiales en cestas y pequeños paracaídas.

Con las Restauración borbónica, Luis XVIII le concedió un título parecido, “Aeronauta de la Restauración”, por ascender en globo en el momento que se celebraba la procesión triunfal de coronación, siguiéndola un gran trecho del mismo.

Desgraciadamente, en uno de sus espectáculos de fuegos artificiales lanzados desde el globo, el 6 de julio de 1819, su globo se incendió provocándole la muerte. En su lápida reza “Víctima de su arte y de su intrepidez”. Había realizado un total de 67 ascensiones, un record para aquellos tiempos.

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Y seguimos con Jeanne Geneviève Garnerin (1775 – 1847), otra de las pioneras de la aerostación, uniéndose también otra faceta desconocida hasta entonces, la de paracaidista.

Casada con el aeronauta André-Jacques Garnerin, inventor del paracaídas sin marco, Geneviéve realizó su primer salto paracaidista desde una altitud de 900 metros el 12 de octubre de 1799, y desde entonces realizó giras por toda Europa con gran éxito. Su record de salto fue lanzarse a 8000 pies ( 2438 metros).

Su hija y sobrina siguieron con la profesión paracaidista siendo muy conocidas en su época.

Estas dos figuras nos enseñan, no sólo que no hay límites por razón de género, sino que la determinación puede con todo, no hay barreras que la detenga.

Por último, quiero felicitaros, queridas amigas, por vuestro trabajo diario, y por el esfuerzo que hacéis por llevar adelante todo, todos los días del año. ¡Feliz Día!

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