Subirse a un globo aerostático es una experiencia única y serena. Al despegar, se siente una suave elevación, como si flotaras en el aire, sin las vibraciones o el ruido de los motores que se experimentan en un avión. El ambiente suele ser tranquilo, y solo se escucha el ocasional encendido del quemador que calienta el aire del globo.
Una vez en el aire, la sensación es casi de ingravidez, con vistas panorámicas de 360 grados que te hacen sentir en total conexión con el paisaje. El viento determina la dirección del vuelo, lo que da una sensación de calma y libertad, sin prisas.
El aterrizaje puede ser un poco más movido dependiendo de la velocidad del viento, pero es controlado por el piloto, que está formado para ello. Es él quien elige un campo o espacio abierto adecuado.
Para evitar aterrizajes con velocidad excesiva, los vuelos en globo siempre se realizan a la hora del amanecer, hora en la que el viento es más suave y la experiencia es más óptima.
En resumen, es una combinación de emoción y paz, con una vista espectacular que te hace sentir como si estuvieras flotando sobre el mundo.
Con Globotur, sentirás la libertad y la calma que sólo volar en globo te puede proporcionar.